Paulina Monsalve
Hay culpables con la firmeza suficiente para ocultar un crimen verdadero…; otros, inocentes,
a quienes la intensidad de los tormentos hace confesar crímenes de los que no son culpables. Libro “Vigilar y castigar”
Son las 10 de la noche, Andrés y Camilo ya están listos para salir a hacer lo que desde hace semanas estaban planeando. Tenían que robar una moto y una pistola para realizar el secuestro.
Van lo más rápido posible, ya son las 11:20 P.M, están parados en la entrada peatonal de la Universidad De Antioquia; unos pasos más adelante de ellos encuentran al policía que tenían pendiente para robarlo parado con su mujer y en ese preciso instante Andrés y Camilo llegan donde ellos, los atacan, Andrés le quita el chaleco, su pistola y todos los objetos de valor, Camilo coge a la mujer y también le quita todo. Se montan en la moto que acaban de robar y salen rumbo a Bello para guardar la moto en el parqueadero, pero antes de llegar, por la obra dos mil se encontraron con un reten de la policía, se enfrentaron y en medio de los disparos Camilo recibió uno en su brazo y Andrés al verse rodeado y sin salida prefirió entregarse, darse por vencido, se hizo pasar por herido aprovechando que tenía sangre de su compañero en la ropa; Son las doce de la noche, lo capturaron y aquí comienza la vida de Andrés Mesa Carmona en un lugar que desconocía, La cárcel de Bellavista.
La cárcel de Bellavista actualmente llamada Establecimiento Penitenciario de Mediana Seguridad y Carcelario de Medellín (EPMSC) está ubicada en la Diagonal 44 Nº 39-145, en el Municipio de Bello - Departamento de Antioquia, Colombia. Fue fundada en el año 1976 en el Municipio de Bello, sector Machado, entre los barrios las Vegas y la Camila; inicialmente construida para albergar 1700 internos, luego, ampliada para 2.200 reclusos que no tuvieran que cumplir penas mayores a cinco años, pero el índice de delincuencia alojaron tanto a sindicados como a condenados, llegando a superar los 6.000 internos. La inauguración de la cárcel solo se realizó el 14 de junio de 1977, cuando estaba a cargo el Director Luis Octavio Valencia y como Presidente de la República de Colombia el señor Alfonso López Michelsen. La cárcel Bellavista considerada la más grande del país, también fue considerada por muchos años el penal del terror.
Después de que cogieron a Andrés, ese día tan recordado para él, fue dirigido hacia esta cárcel para pagar su condena, lleva 5 días en la (celda) esperando para que su cédula sea tramitada y le puedan asignar un patio. Esta celda tal y como él la describe es un lugar feo con un baño pero sin separaciones, está solo y no desea nada más que su cédula llegue pronto para saber que hay adentro. Andrés es un joven de 18 años los cumplió seis meses antes de ser capturado y es por esta razón que su cédula será tramitada por el INPEC.
Mientras se encuentra allá en medio de tantos sentimientos encontrados, Andrés recuerda como era su vida de niño, su familia, sus hermanos, sus juegos y a una de las niñas con las que él tenía una relación, recordaba cuando ella en medio de largas conversaciones le preguntaba si él nunca quiso ser alguien más en la vida, si nunca le gusto estudiar, si a sus 18 años tenía un proyecto de vida y el después de un silencio profundo solo decía que eso era lo que el siempre había querido; estar en la calle y ser un loco. Andrés dice que cuando él estaba pequeño y vivía en Envigado con sus padres él era un niño juicioso, que era el niño de la casa que le gustaba estudiar, “cuando mi familia se destruyó, yo cambie, mis papas se separaron y nosotros, mis hermanos y yo nos fuimos a vivir a la floresta con mi mamá y pues yo me sentía muy mal, ya no me gustaba el colegio; lo que me terminó de acabar fue cuando mi mamá conoció al negro y ya tenían una relación, ella quedó en embarazo de Manuela mi hermana y compraron casa en Bello”
Fue allá, en Bello en esa nueva casa donde Andrés empezó a tener amistades que trabajaban en atracos y vicio, que poco a poco el ya cogería las mismas costumbres de sus amigos, tiempo después de estar con ellos ya fumaba cigarrillo, luego marihuana y toda clase de vicio que le pusieran en frente, su primer robo lo realizó cuando tenía 14 años con sus amigos que se dedicaban al hurto de motos para vender repuestos; Su primer asesinato, fue a los 15 cuando lo pusieron a “probar finura”, tenían que matar a un joven de Copacabana que manejaba una plaza de vicio allá y pues ese fue el puente para que Andrés entrara completamente en el mundo de sus amigos.
Por fin le llegó su cédula y ahora será dirigido al patio 1, el patio de la gente de Bello, es en este patio a donde sus amigos que están afuera hablaron para que lo recibieran.
Generalmente después de la reseña, los presos escogen el patio para donde quieren irse y como normalmente está tan lleno, entonces los mandan para cualquier patio, lo desvisten y le quitan todo. Cuando llega al patio lo reciben alrededor de 10-12 internos que nuevamente lo hacen desnudar, lo hacen entregar lo que lleve, ya sea plata, ropa, vicio ó armas, e inmediatamente preguntan cuál es la “razón” si es de “Valenciano” o de “Sebastián”, si es pillo o si “no es nada”.
Ahora la vida es otra cosa, antes estaba acostumbrado a dormir hasta tarde, levantarse a la hora que quisiera, comer bien, tener todo a su disposición, ver a las niñas con las que salía y compartía momentos; todo sería diferente, ahora le tocaba levantarse a las 5 am para cuidarle el sueño a los que manejaban el patio. De a poco Andrés se está ganando la confianza de los que mandan el patio y su vida es más tranquila y llevadera en la cárcel, duerme en una cama buena, tiene televisor, parabólica y baño para él solo, y esto no es nada cotidiano en la cárcel de Bellavista; en este lugar las personas que quieran una cama o un “parche” como nos dice el preso del patio cuarto Marión le toca comprarlo, él lo compro en 1 millón de pesos y ¿entonces los que no tienen ese dinero que hacen? Pues les otorgan un espacio en los pasillos seis baldosas de largo por dos de ancho y lo más increíble es que en la página web del Establecimiento se encuentran unas especificaciones de un paquete para los internos nuevos, el cual solo puede ser llevado en los tres días hábiles posteriores a su ingreso. Los elementos incluidos en este paquete son: 2 mudas de ropa completas (nada oscuro), una toalla, útiles de aseo (un desodorante transparente, un talco para pies, un cepillo de dientes, una crema dental, dos rollo de papel higiénico, una seda dental).
Y para estas personas que duermen en los pasillos y sus familiares les quieren entrar una colchoneta las condiciones del paquete cambian. Solo pueden ingresar una colchoneta delgada al igual que la sabana y la cobija. En estos casos solo entra una muda de ropa, una pantaloneta y los elementos de aseo antes mencionados.
La cárcel está divida por patios y tal cual cuentan los internos, cada uno de ellos tiene su distinción o como ellos suelen llamarla tiene su “razón”. En dicha división se encuentra marcado el conflicto entre “valenciano” y “Sebastián”.
La oleada de violencia que ha sacudido a Medellín desde hace dos años aproximadamente, que ha disparado las cifras de homicidios tiene dos responsables directos: Maximiliano Bonilla, alias “Valenciano” y Ericson Cardona, alias “Sebastián”. A la mayoría de los colombianos, e incluso a muchos paisas, esos nombres no les dicen mayor cosa. Sin embargo, estos tres 'capos anónimos' son los protagonistas de una guerra que se libra cuadra a cuadra en las calles de la capital paisa por quedarse con pedazos de lo que era la temida 'Oficina de Envigado', la estructura criminal que hasta hace dos años dominó el extraditado paramilitar Diego Murillo, alias “Don Berna”.
Lunes 7 de diciembre 2009 Verdadabierta.com
El patio número 1 son los internos de Bello; en el 2 y 5 los “valencianudos” los que apoyan a “Valenciano”; en el 4 y 8 “Sebastianudos” los que están con Sebastián; En el patio número 9 están las travestis; 10 ancianos, 11 Fuerza pública (militares, policías, INPEC...); 12 hombres discapacitados. Existe el patio de los “rancheros” son los internos encargados de hacer la comida y con este servicio hacen una rebaja de pena 2x1.
“Los patios hacen trueques si un fin de semana a un patio no le entró marihuana, entonces otro patio se la presta claro está que entre la gente de “valenciano” y “Sebastián” no hacen trueques”. Marión recluso patio 4 (EPMSC)
Un día normal en la cárcel Bellavista.
El desayuno es a las 5 am; entonces, a esta hora ya deben estar bañados, “el agua es muy mala, la higiene es pésima, los internos nos llenamos de hongos y nos da una alergia (monedas) le esquivamos a las goteras de agua que caen de un piso a otro porque si nos cae una de ellas en la cabeza lo más común que sucede es que nos tumbe el pelo o se nos hagan monedas calvas y pues queda uno todo raro” Marión.
Cuando los que manejan el patio se dan cuenta que alguno de los presos no se bañaron, les pegan y los tiran a la piscina “una fuente que hay en el patio con agua más contaminada y mugrosa que la de los baños” Marión.
Luego bajan al bongo a recibir su desayuno “un pocillo pequeño de aguapanela pero como si le hubieran mostrado la panela nada mas, un pan duro, naranja arepa pequeña y un pedacito de salchichón congelado” Marión.
A las 7 de la mañana se realiza el conteo, nadie se puede quedar en los camarotes ni en los pasillos. La hora del almuerzo es a las 9 am, “una sopa desagradable, vinagre y la carne tiene un olor raro”. De ahí en adelante los presos se pueden quedar en el patio, tiene gimnasio con pesas, biblioteca y canchas para pasar el tiempo, o si quieren se van a dormir bueno por lo menos los que tienen camarotes. A las 2 pm es el último alimento del día, la comida y cuando son las 3 de la tarde llega el último conteo del día. “nos cuidan como al dinero y nos cuentan como al ganado” Marión. Pueden hacer deporte hasta las 5 de la tarde que cierran el patio y tener conversaciones, caminar y deambular por los pasillos hasta las 8 de la noche que sube un guardia y cierra los pasillos.
En cada pasillo pueden ser de 180 a 200 presos; se trasnocha mucho, se pueden bañar hasta las 9 de la noche que hacen el aseo en los baños. Después de esa hora se ponen las camas de los “piraticas” los que duermen en el suelo, entonces después de esa hora los que desean ir al baño deben tener cuidado con los “piratas”, pues si le pisan una mano o un pie ya es un problema fijo.
Cada 8 días les quitan de a mil pesos por persona por el aseo y a los que tienen celular les cobran 5000, de igual manera les sucede a quienes tienen más Televisor, parabólica y otros lujos, entre mas comodidades tengan, más dinero deben pagar a quienes manejan el patio.
La visita llega el sábado y el domingo; los sábados es visita de hombres y los domingos mujeres y niños, son días de fiesta, se escucha la música alta y casi todos los internos están felices porque para algunos su visita no llega.
Los domingos los presos del patio 4 se levantan a las 4 de la mañana y hasta las 5 de la mañana tienen tiempo para bañarse, el que no se bañe a esa hora ya le toca quedarse así hasta las 3 de la tarde que la visita se va, los duros del patio no los dejan meter a los baños y si los ven les pegan; prácticamente en la cárcel todo es con golpes si se hacen las cosas mal le tocan los golpes y dependiendo de la gravedad es más dura la golpiza.
Andrés afortunadamente no tiene este tipo de problemas, como ya está con los duros del patio, no necesita comer del bongo, la comida que consume es buena, tiene su baño personal y no se mezcla con los demás internos en los baños de la penitenciaría, ahora ya hace parte de los duros del patio 1 y maneja la plaza con ellos.
En las visitas conyugales a Andrés le va muy bien, él es un hombre alto, mono, de ojos claros mide 1.75 y pesa 75 kilos, siempre fue el galán de su barrio y como factor común mujeriego por naturaleza, es por esta razón que Andrés tiene las de ganar y por el deseo sexual tampoco sufre, no tiene necesidad de pagar “taxis”.
Los “taxis” son las prostitutas que van desde la Veracruz a tener relaciones por 10 mil o 20 mil pesos; los presos que las llevan por lo general tienen su camarote, las entran allá y empiezan a pregonar ¡si hay taxi, si hay taxi!, cuando los internos escuchan hacen fila y ellas comienzan a trabajar; son aproximadamente 15 ó 20 internos que usan el servicio. “esas viejas son unas tesas se comen 10, 15, 20 en un momentito, sin bañarse y sin nada; esas viejas le sacan el polvo de una, ellas saben cómo es eso, los manes no se demoran más de 15 minutos allá adentro” Marión.
Después de varios meses en la cárcel a Andrés le tocó su primera pelea fuerte, un grupo de presos del mismo patio querían tener la plaza de vicio y con ella el poder del patio. Eran las 2 de la tarde y a plena luz del día Andrés y sus compañeros se enfrentaron con otro grupo de personas a puñal, después de casi una hora de enfrentamiento, Andres y todos los suyos lograron mantener el poder del patio, algunos de sus compañeros estaban heridos, pero él, solo recibió un puntazo en su brazo derecho y su contrincante recibió 3 puñaladas y está en la enfermería, los guardias no se meten en estos problemas ellos solo se ven en las peleas más fuertes con disparos.
Condena para los policías
En las fuerzas militares de Colombia el protocolo de encarcelamiento es así: primero se notifica el delito, luego se traslada a la estación de policía; el comandante de la Policía Nacional determina si le otorgan el centro de reclusión en una cárcel militar o en una cárcel ordinaria, “los miembros de las fuerza pública le tenemos pavor a la cárcel ordinaria porque vamos a estar señalados por las personas que en algún momento de la vida capturamos porque siempre vamos a ser objeto de señalamiento” Julio Vargas expresidiario del Centro de rehabilitación Aures para la Policía Nacional.
La cárcel para la policía anteriormente era en el F2 ahora es en Robledo con un ambiente menos drástico, como su nombre lo dice, es un centro de rehabilitación, tiene la misma apariencia de una finca sin piscina pero con zona verde, juegos para los niños, billar, un buen restaurante y una muy buena comida; son habitaciones por cuatro internos, el comandante de la cárcel es un oficial, los guardias también son miembros de la policía y son un poco más crueles que los guardas del INPEC acá se da el dicho “no hay cuña que mas apriete que la del mismo palo” se llevan los mismo requerimientos que los de una cárcel normal, la levantada es a las 5:30 de la mañana son alrededor de 3 o 4 formaciones diarias y se redime la pena por estudio y por trabajo.
A las 6 de la tarde cierran los pasillos y esa es la hora de dormir; en las tardes tiene cafetería y animales para cuidar. Allá solo se purgan penas de menos de 8 años y comisiones de delitos del servicio, infracciones realizadas en defensa o aplicando las normas de la constitución.
El ingreso a la penitenciaría ordinaria o a la de policías lo determina el Gobierno, el Presidente y el Ministro de Defensa; ellos constatan que el delito sea cometido en actos de servicio (un procedimiento policial, un patrullaje del ejercito, un sobrevuelo de la fuerza aérea…) se lo llevan para la cárcel de policías y si cometió un delito que no tenía nada que ver con el oficio, la ley exige que las penas sean pagadas en una cárcel ordinaria.
La diferencia es que las condiciones no son tan infrahumanas, “usted ahí tiene la esperanza de salir una persona de bien” Julio Vargas. Hay convivencia, respeto; no se ve la gaminería, ni el alcoholismo y tampoco la drogadicción, quien la consume no lo hace evidentemente, no se manejan plazas de vicio, no hay caciques, ni un interno que mande en cada pasillo; no se ve el hurto, el lugar es aseado; el trato es diferente y eso hace que uno sienta la oportunidad de salir bien de la cárcel. Julio afirma que en este lugar si se rehabilita la persona, pues ver que sus mismos compañeros lo están cuidando, “hace que uno se sienta mal y que se sienta igual o peor a esos criminales que uno estaba persiguiendo”.
En cambio, en la cárcel Bellavista los guardas no tienen autoridad y no se meten en nada de los patios. “el INPEC lo único que hace es meternos y contarnos; el resto lo maneja la mafia” Marión.
“Es la propia condena la que se supone que marca al delincuente con el signo negativo y unívoco; publicidad, por lo tanto, de los debates y de la sentencia; pero la ejecución misma es como una vergüenza suplementaria que a la justicia le avergüenza imponer al condenado; mantiénese, pues, a distancia, tendiendo siempre a confiarla a otros y bajo secreto.” Libro Vigilar y castigar página 17
A Andrés el tiempo le está pasando rápido, ya lleva 1 año y 7 meses en la cárcel, hace unas semanas se hizo unos tatuajes, uno en la pierna derecha y otro en la espalda al lado izquierdo, la semana pasada trasladaron a sus compañeros y ahora está solo manejando la plaza y el patio, y aunque ha tenido que pasar por fuertes peleas Andrés esta aferrado a la vida y a su pequeña, tiene una hija de año y medio y quiere salir para compartir su vida con ella.
El tiempo sigue pasando, Andrés habla con su hija casi todos los días, la vida en el patio aunque dura por tanta responsabilidad, está siendo cada día más llevadera, se levanta temprano a hacer aeróbicos con los otros internos del patio, come de la comida del caspete y el resto del día lo invierte leyendo y viendo televisión, fuma poco marihuana y añora la hora en que puede hablar con su hija. Ya han pasado otros 5 meses.
Son las 10 de la mañana, Andrés está en su cama dormido y afuera unos policías están saliendo de los helicópteros y descendiendo por las terrazas de la cárcel, son muchos y están entrando en cada uno de los patios sacando a algunos presos; en ese momento Andrés siente que la puerta de su habitación la tumban de una patada y dicen su nombre, cuando abre los ojos se encuentra con un fusil de frente y unos guardianes con capuchas ocultando su identidad, lo empujan de nuevo a la cama boca abajo lo esposan de manos y pies y luego salen con él del patio, se encuentra con otros internos en las mismas condiciones; lo montan en un vehículo y le tapan la cara para evitar que vea hacia dónde va.
Andrés, que nunca antes había montado en avión, siente que ahora está en uno de ellos; minutos después le quitan la bolsa de tela con la que cubrían su rostro y se dio cuenta que estaba montado en uno de los aviones del aeropuerto Olaya Herrera. Ahora sería dirigido hacia Bogotá y allí conocería su ubicación final. Aterrizaron en la capital de Colombia y están mandando uno por uno a los presos para las cárceles de máxima seguridad del país; llegó la hora de Andrés muy asustado, se arrima al lugar donde les estaban asignando las cárceles y lo envían para la cárcel de máxima seguridad de Valledupar.
Nuevamente es montado en otro avión con destino a Valledupar, ya está alojado y las condiciones de vida han cambiado, aquí no existe un interno que maneje los patios y es algo más parecido a la cárcel de Policías de Medellín. Ya lleva varios meses en este lugar, tiene celular y las comunicaciones con su mamá, hermanos e hija son igualmente frecuentes, está trabajando en la huerta de la cárcel y recibe mensualmente 80 mil pesos. Este trabajo le da la oportunidad de estar afuera de la cárcel por unos momentos, muchas veces ha pasado por su cabeza escaparse; hace menos de dos días uno de sus compañeros salió corriendo para huir, Andrés se quedó parado mirándolo y esperando ver que su compañero logrará su finalidad para el seguirle los pasos “Si este man se vuela yo lo sigo” pero a penas Andrés menciono estas palabras sintió unos disparos y a lo lejos vio morir a su compañero.
Andrés ha pasado sus últimos 18 meses en esta cárcel tranquilamente y sin problemas y aunque le siguen entrando marihuana, ya no es para vender sino para su propio consumo, su hermano cuadra con las amigas de Medellín para que continúen haciéndole la visita conyugal sin saber la existencia las unas de las otras.
Miércoles santo 7 de la noche; Andrés recibe el certificado de libertad, esa noche se desvela pues tiene su cabeza dando vueltas, pensando en ese momento en que su alma y su cuerpo sientan nuevamente después de 3 años y medio lo que es ser libre.
Amanece, Andrés se baña, desayuna y empieza a empacar tocas sus cosas, afortunadamente tiene familia en Valledupar y ya lo están esperando afuera, son las 7 de la mañana y Andrés por fin está libre.
Bibliografía: Libro “Vigilar y Castigar” Michel Foucault;
Cibergrafía: Pagina de la Corte Suprema www.cortesuprema.gov.ec; pagina del Establecimiento Penitenciario de Mediana Seguridad y Carcelario de Medellín www.epcmedellin.es.tl